[Oferta Tardía de Cyber] Enfócate en lo que Necesitas 🛍️
Comprar es bacán, pero tener más plata en la cuenta y menos corotitos con microplásticos lo es más.

Tiemblan las tarjetas de crédito, y los bancos que venden créditos de consumo se babean con ojos libidinosos.
Estamos en días Cyber, y se huele en cada rincón online de Chile.
*le sigh*
El diablito que tengo en el hombro cuando se trata de comprar se convierte en un verdadero Leviatán, guiándo mis clicks y scrolls a esos productos que guardé en mis Favoritos y en mis listas de deseo de varias tiendas por departamentos. En los últimos años, este sujeto ha trabajado horas extra porque lo que parecía ser una ocasión especial y corta para obtener rebajas imperdibles se está convirtiendo en una costumbre más del monton.
A cada rato hay Cyber, y si no es Cyber, se llama Black, y si no es Black, se llama Días [inserte su adjetivo favorito], y si no se llama así, son días temáticos random, porque nos provocó poner una meta imposible de ventas y hay que lograrla.
Ah, y casi olvido las ofertas de fin de temporada que sacan a los 45 días de iniciar la temporada en curso, junto con sacar la previa de la siguiente 15 días después.
Mientras borro correo tras correo de ofertas de mi bandeja de entrada, y mientras mis compañeras del trabajo están en una fila en la hora del almuerzo viendo qué comprar esta vez, me pregunto si mi propio freno de autocontrol es suficiente.
Y si, en vez de comprar por comprar, ¿me enfoco solo en lo que necesito hoy?
El Hobby Peligroso
Hubo una época en la cual me gustaba comprar. Mucho.
Tienen que entenderme: venía de años ganando “okay”, pero inmersa en medio de una escasez brígida de la cual todavía no me gusta hablar del todo. Combina eso con el retorno de Saturno, y un sueldo mejor en un país mejor, y tienes todos los ingredientes para un desastre que no fue peor porque tenía que cumplir con responsabilidades nuevas de adulta independiente a los 30ish años.
Me fui de mi primer hogar en Chile, en un Uber con unas pocas maletas y unas bolsas ecológicas. Me fui del segundo con un camioncito de mudanza, con muebles y cajas. Me fui del tercero con un camión grande, mi familia entera y con bolsos puestos que combinados pesaban 20 kilos, llenos de cosas priceless que me negué a confiar a los empleados.
No todas estas cosas se compraron porque tenía que construir un hogar. Diría que las más grandes, sí, pero sé que pasé el verano del año pasado abriendo cajas con compras nacidas de antojos, que ahora consumen polvo en algún rincón de esta casa.
Lo que me radicalizó con las compras fue precisamente el conocer eso, no tanto el hueco que se abrió en mis finanzas por las tarjetas de crédito trabajando a sobretiempo. No me da vergüenza admitir esto último, porque la mayoría estamos así, aunque espero poder pagarlas pronto a punta de contribuciones al ko-fi, jajaja.
Y cuando sumo a eso el darme cuenta que cada vez más, la calidad que recibo es opcional aunque el precio sea enorme, esperar un Cyber como una micronavidad en medio del año, pierde mucho su brillo.
Dicho Todo Esto, Compré Cosas en Este Cyber
No voy a ser hipócrita. Soy humana, tengo necesidades, y si algo cumple con mis requisitos, sí compro.
Debe ser algo que realmente necesite, ya sea como parte de mi rotación usual de productos o porque me hace falta.
Debo tener tiempo comparando precios como maniática para llegar a la conclusión de que, en efecto, es una oferta verídica.
Entrené a mi diablito shopaholic para que compare precios, para que vaya a las tiendas una y otra vez a mirar los posibles productos, a tomar decisiones más estratégicas pero sin quitarle el carisma a la adrenalina de comprar.
Fue así, como a las 6 a.m, vi que la cafetera que tenemos semanas buscando en casa estaba en el precio más bajo en el que la había visto desde que comencé a cotizarla en Mercado Libre. Fue así como, con los ojos legañosos, busqué mi billetera y compré. Es así como ese ahorro del 28% va a fortalecer mi plan de pago de las tarjetas.
Fue una buena forma de comenzar el día.
Creo que las épocas de compras caprichosas canalizando a nuestra Cher Horowitz (siempre Cher, nunca Carrie Bradshaw, porfa) interna están quedando atrás. También, es tiempo de reformar el pensamiento de que comprar necesidades significa quitarle lo divertido o sexy al acto de pasar la tarjeta o de acercar el celu al punto de venta.
Más bien, el tener ese tipo de autocontrol de no elegir cualquier cosa por seguir las órdenes de ads inmamables de YouTube que gritan “¡¡¡CYBER!!”, sino solo elegir aquello que necesito y que contribuye con mi bienestar, lo encuentro hasta sexy. Es como comer un chocolate suizo trocito por trocito, experimentándolo con los cinco sentidos, vs. tragar uno que es más aceite que chocolate y que tiene un par de puntitos blancos.
Ese músculo de compra consciente (así sea de tu microplástico que necesitas, en serio), no se desarrolla de un día para otro. Tampoco hay que llegar al extremo que llegué para comenzar a aplicarlo. La sensación de micronavidad que comenté antes viene más cuando le bajas al ruido exterior y te centras en lo que realmente quieres y cómo tu billetera (o tu propio diablito comprador) puede procurártelo sin trampas.
Encuéntrame en:
Instagram y Threads: @microeudaimonias
X: @microeudaimonia (sin la S final, ugh)
¿Me compras un café aquí?
Si te gustó este post, te invito a compartirlo con tus amigos y enemigos.